A de animarse, asustarse y amar(se)

Cambié mucho, bastante, ¿lo suficiente? No lo sé.A menudo cuando comparto un pensamiento con mi pareja me dice (a veces con tono de reproche) “vos no pensabas así hace 2 años“. ¿Y qué? ¿Es un pecado? Me enoja esto de que no acepten, de forma natural, que uno vaya cambiando de ideas, opiniones. Justamente, tenemos […]
Escrita el 7 de octubre de 2013
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Cambié mucho, bastante, ¿lo suficiente? No lo sé.
A menudo cuando comparto un pensamiento con mi pareja me dice (a veces con tono de reproche) “vos no pensabas así hace 2 años“.

¿Y qué? ¿Es un pecado? Me enoja esto de que no acepten, de forma natural, que uno vaya cambiando de ideas, opiniones. Justamente, tenemos la oportunidad de aprender sobre nuestros pasos y podes cambiar el rumbo del camino… ¿Por qué vamos a desaprovecharlo?


Yo me animé. Cuando la angustia que invadía mi cuerpo me sobrepasó tuve la oportunidad, tal escena de Matrix con la píldora azul o roja, de elegir que podía hacer: seguir con lo mismo que me había llevado a una insatisfacción tras otras o animarme a un cambio sin tener asegurada la satisfacción.

Y “animar” no es sólo que me decidí a tomar una decisión. Muchos de los sinónimos de esta palabra también aplican a tal caso. Por ejemplo:

Alentar, cuan equipo de futbol desde la tribuna lo hace con su equipo, desde mi mente empezaron a desaparecer ciertas trabas y aparecieron esas ideas que me alentaban a confiar, a creer.

Fortalecer, en esos días de duda me imagino unos hombrecitos que trabajaban arduamente para hacer los más fuertes cimientos para esta nueva etapa.

Reforzar, es lo que hice con mi autoestima a cada paso que daba e iba cambiando y transformándome en esta persona que cada día me gusta más.

Consolar, perdonarme por las cosas de las cuales no estoy orgullosa y sacarme esa armadura pesada que me tenía atrapada y no me dejaba seguir.


Me animé a cambiar, a ir en busca de lo que me hace bien y no de lo que me dicen que me debería hacer bien.

Empecé cambiando mis hábitos alimenticios, es que creo que “uno es lo que come” y así dejé de comer carne en el país del asado. A mí no me costó, y eso que fue de un día para otro, pero a los de afuera todavía les hace ruido y ni les cuento ahora que, hace poco, dejé de consumir lácteos y huevos también.

No sólo me interesé por lo sólido y líquido que entra en mi organismo, también busqué encontrarme o reencontrarme con mi interior y aprender a dominar lo que sale y seleccionar lo que ingresa.  Esto es mucho más difícil y es de todos los días.


Concientizarme de cómo es la huella que dejó en este plano es un asunto que me ronda la cabeza continuamente.

Hasta ahora parece que todo lo que vengo haciendo me trajo mucho bienestar, pero no… no siempre detrás de las puertas que uno abre aparece una luz radiante. A veces esta la oscuridad de los miedos y las dudas.

Y me asustó, me planteo si estoy haciendo bien, si será en vano, si sirve de algo. Porque tal vez si hubiera tomado la otra píldora, el camino conocido no hubiera aparecido tanta incertidumbre, varios temores, algunos fantasmas. No me hubiese encontrado con situaciones que no quería vivir, imágenes que no quería ver, recuerdos que estaban muy guardados y que ahora están ahí esperando a ser llamados al banquillo para ser juzgados.

 “Animar” no sólo trae sinónimos buenos, también trae palabras como “asustar”.

Pero por suerte hay otras como “amor” y su verbo “amar”. ¡Esa sí que es la mejor de las palabras! Si hacemos un top ten, tiene que estar entre las 3 primeras, sin dudas.

Y hace tiempo que vengo escuchando en canciones y viendo en diferentes ámbitos la frase del tema de los Beatles “All you need is love” (todo lo que necesitas es amor) y, si bien yo siempre escuché más a los Rolling Stones, hoy esa frase me marca y atraviesa por todos los ángulos.


Es que no hay otro sentimiento tan… tan… ¡Cómo lo explico! ¡Imposible! Lo único que puedo decir es que cada uno debe buscar sentirlo. De nada sirve que trate de describirlo.

Para estar bien entonces la receta, para mí, es animarse, asustarse y amar (se). ¿Cuál es tu receta?

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