Sed de Cambios

¿”C” de cambios o “S” de Sed de cambios? Dos títulos perfectos para la dinámica creativa de escribir una publicación por cada letra del abecedario. Hace varias semanas que venía haciéndome la misteriosa, la “te lo digo, no te lo digo”. Y por fin lo pude gritar a los cuatro vientos: ¡Me voy a viajar […]
Escrita el 24 de julio de 2014
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¿”C” de cambios o “S” de Sed de cambios? Dos títulos perfectos para la dinámica creativa de escribir una publicación por cada letra del abecedario.
Hace varias semanas que venía haciéndome la misteriosa, la “te lo digo, no te lo digo”. Y por fin lo pude gritar a los cuatro vientos:
¡Me voy a viajar en bicicleta hasta Alaska!
¿Y después?
¡Después seguiré recorriendo el resto del mundo!
Te escucho telepáticamente como pronunciando en tu cabeza la frase: “esta mina/chica esta re loca”.
Ohhhh ¿viste? ¡Hice magia!
Y si señores, estoy re loca y les puedo decir que me encanta estarlo. No fue fácil salir de una depresión que me llevó a tener ataques de ansiedad. Pero lo estoy logrando. Hay días un poco grises, días en los que lloro y me pongo triste por tanta injusticia, por tanto sufrimiento. Días en los que estoy contenta, días en los que puedo escribir horas y horas y no cansarme. Días en los que viajo con mi imaginación hacia aquellos lugares que no se si existen, pero lo voy a descubrir.
Hacer lo que a uno le gusta es decisión importante, con sus pros y sus contras. Escucharse y darse el tiempo para sentir. Si, sentir… no pensar. El cerebro piensa pero es en la parte del corazón donde hay que enfocarse. Por algo, el cerebro sin corazón no vive pero al revés sí.
Y hace semanas y meses en los que todos los días algo cambia, en mi y en mi entorno. Hay cosas que se que no van a cambiar, bah en verdad personas. Se quedaron con la mentira más grande que les pudieron haber dicho: “la vida es así y solo hay que pasarla”.
¡NO! ¡BASTA! ¡NO ES ASÍ! ¡NO TIENE PORQUE SER ASÍ!
Dejemos de echarle la culpa a un ser que no se ve pero que le atribuimos toda la creación, dejemos de echarle la culpa al otro, a nuestros padres, a nuestra familia, al país, a la economía, a la política.
Hagámonos cargo de nuestras decisiones, tanto por acción como por omisión. Las situaciones suceden, lo sé pero todo dependerá de cómo te las tomes, de cómo te pongas adelante o cómo huyas corriendo por temor.
Yo estuve así, echándole la culpa a la infancia de mierda que me tocó, al padre violento que me tocó, a la familia cómplice que guardó silencio siempre, al maldito momento en que el auto empezó a volcar, estuve tan pero tan enojada con la vida. ¡No se dan una idea!
Pero aquí estoy, de pie y mirando hacia adelante. Obvio que hay días en los que me gustaría desaparecer y que se termine todo ya. Pero cada vez son más espaciados esos momentos y cada vez menos. Porque ahora intento elegir mejor cómo pararme frente a lo que me/nos sucede.
Busco moverme, estar siempre en movimiento y esto se traduce en cambios, inevitable cuando uno se mueve, cambia. Y ahora no puedo parar, no quiero parar de experimentar situaciones nuevas, observar los cambios en mí, a mí alrededor.
Sí, tengo sed de cambios.
¡Salud!
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