Sweet Liberation – Día 16: El final es en donde partí (*)

¿Y? ¿De qué vas a escribir hoy? No sé. Desde hace un rato que lo vengo pensando. A las 4:30 am me desperté porque Pioja estaba inquieta y no volví a dormir. Estuve leyendo los blogs que participaron del Veo Veo, viendo el clima (me parecía un sueño, anoche se cayó el cielo y ahora, […]
Escrita el 17 de mayo de 2014
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¿Y? ¿De qué vas a escribir hoy?

No sé. Desde hace un rato que lo vengo pensando. A las 4:30 am me desperté porque Pioja estaba inquieta y no volví a dormir. Estuve leyendo los blogs que participaron del Veo Veo, viendo el clima (me parecía un sueño, anoche se cayó el cielo y ahora, desde la cama, observo las estrellas) y esperaba a que vos, si vos mente querida, me digas de qué escribir. Pero no, se ve que esto nos está costando.

¿Cómo vas a terminar este desafío?

Es que creo que ese es el problema. Para mí no se termina nada, esto no tiene fin, esto fue el principio. Es lo que venía buscando hace mucho tiempo. Horas y horas intentando liberarme de tanto dolor, de tanta bronca, de tanto descontrol, desorganización, amor, odio, paciencia, intolerancia, golpes y abrazos perdidos. Y por fin empecé, empecé a sacar, a ordenar, a conocerme, a entenderme, a perdonarme, a respetarme. Por sobre todas las cosas, respetarme.
Esto no se termina, no no… esto recién comienza. Porque mañana o pasado mañana (justamente, pasado mañana) voy a estar escribiendo cuando sienta una marea de sentimientos y necesite traspasar a letras, a palabras. Escribir para liberar, para dejar de acumular, no sólo objetos, también lo otro que a veces pesa mucho más.

¿Entonces el objetivo de andar más liviana no se cumplió?

¿Cómo que no? ¡Si que se cumplió y estoy feliz! Si hasta me causa gracia encontrarme con que bajé un kilo y eso que no hice dieta (bueno, hoy comí tres medialunas así que ya lo subí, pero es otra cosa). Nada más empecé a dejar de sentir la necesidad de comer cuando estoy nerviosa o cuando estoy ansiosa porque también comencé a sentirme diferente, de otra manera.
Los nervios, miedo y ansiedad los tengo pero no me bloquean, los siento pero no me duelen. Antes el estomago se me ponía duro, la garganta se me cerraba, los ojos se inundaban y así todos los síntomas en una larga lista. Esta última semana fue diferente.
En un momento, donde creí que iba a pasarla mal, todo lo contrario. Estaba tranquila, nerviosa pero tranquila, no sé cómo describirlo. Sabía que algo importante iba a ocurrir, podía ser positivo, podía ser negativo, pero yo estaba ahí mirando todo a mí alrededor, tranquila. Sabiendo que lo que iba a suceder estaba bien. Porque si.
El objetivo de Sweet Liberation se cumplió mucho más de lo que realmente imaginé. Hoy estoy más liviana, observo todo con más detenimiento, tengo unos fieles guardianes que filtran dos o tres veces antes de permitir que ingrese un sentimiento o pensamiento que no me va a ayudar. Escuchan que alguien se queja y antes de ponerse a copiar la actitud, pienso y me digo que suerte que tengo de no estar repitiendo eso. Y cuando me encuentro haciéndolo, no me enojo conmigo, no me falto el respeto, me siento y analizo y suelto. Lo dejo ir. Ya está. A otra cosa mariposa… justamente, mariposa a desplegar las alas y volar muy alto.

No sé si más adelante escribiré bajo “Sweet Liberation”, si seguiré poniéndole número a los días. No sé. Y esta incertidumbre me encanta. Tampoco tengo previsto escribir todos los días. Ahora es momento de reflexionar, de volver a leer(me) y analizar, y deliberar. Seguir ordenando los libros, seguir abriendo cortinas para que entre el sol.

Es más, en los próximos días me pondré a disfrutar del resto de los desafíos de mis compañeros, con más tiempo. Porque si, un poco de locura me daba esto de tener la obligación de escribir una publicación por día.
Si, ya se… a mitad de desafío me enteré que podía escribir 6 publicaciones en una tarde y programar una por día y, como buena constructora de obstáculos, lo había hecho más difícil, más complicado… Sentarme frente a la computadora y que todo fluya, no importa que no sepas de qué vas a escribir, tenes que hacerlo y punto. ¿No tenes tiempo? Y bueno querida, eso lo hubieras pensado antes porque…. ¡PARÁ!
Pero si, había ese tipo de discusiones conmigo misma. ¿Por qué sino de que te vas a quejar? ¿No? ¿Por qué sino como ibas a sentir fracaso? Eso que cuesta desterrar de tu cabeza, tantas veces te lo dijeron de chica y ahora no te lo podes sacar, no te lo podes borrar. ¡No viniste al mundo a fracasar! ¡NO! Basta… deja de buscar excusas, deja de buscar que sucedan cosas que te hagan sentir fracaso porque no es necesario. Esa mochila era de otro, sácatela. Si vas a llevar una mochila en tus hombros que sea de viaje, que sea tu mochila.
Esta foto la tomé yo porque me encantó el camino.

No me debe pasar sólo a mí, que de chicos nos dijeron cosas que nos marcaron, cosas buenas y cosas malas. Pero, por lo menos yo, tengo eso de recordar más y mejor las cosas malas. Y no es llamativo, si a mí me remarcaban lo malo que hacía y me castigaban por eso… ¿cómo voy a ver lo bueno? Y listo, tengo que dejar de perder el tiempo preguntando por qué nací con ese padre, por qué me tocó vivir lo que viví de chica, por qué el accidente, por qué porqué por qué… basta de perder el tiempo ahogada en un mar de lágrimas, prefiero vivir nadando en una sopa de letras para ir construyendo con las palabras. Transformar lo malo, en bueno… bah, no sé si se puede hacer eso… lo malo es malo, lo bueno es bueno pero por lo menos intentar que la balanza no esté inclinada siempre para el lado que me duele.
Si, equilibrio. Ya sé que me vas a decir, no te olvides que soy de libra, el signo de la balanza. Acepto las lágrimas pero porque hoy estoy segura que después vienen las risas. Y me guardo estas últimas para cuando necesite contrarrestar las primeras.
Hoy voy a ser libre. Siempre me fijo, cuando escribo, los errores de ortografía, de no abusar de los puntos suspensivos (si leen mis primeras publicaciones verán un gran avance), de que más o menos se entienda lo que quiero decir, que tenga un cierre… y ahora cuando termine de escribir se viene la otra parte, la de buscar una imagen, que internet me anda lento, que quiero publicar, que me distraigo, que me levanto y vuelvo a la media hora a ver si abrió Google e interpretó que imágenes estaba buscando (¿le pido mucho?).
Gracias, gracias, gracias.
Todavía falta, lo sé pero estoy más liviana. Me encontré con un camino y voy a seguirlo. Siempre me imaginé la búsqueda de uno mismo como algo mágico, no se… estando meditando se te aparecía la imagen de no sé qué o quién diciéndote “esto es así porque asá”. ¡Qué loca! Me rio de mi misma.
Ahora sí, a disfrutar de esta vida, de este viaje conociéndome un poco más, aceptándome, con mucho menos peso que antes.
Gracias por seguirme hasta acá.
Gracias si tenes pensado seguir acompañándome hasta allá.
Y gracias a vos Ale, gracias por acompañarme amor.

(*) El titulo es de un tema La Renga que me encanta.
Y hoy entiendo por qué el final es en donde partí.

5 Comentarios
  1. Virginia Sanz

    Magalí Vidoz
    Hace 1 mes. – Se compartió públicamente.

    ¡Ohhhh! Me gusta esa balanza 🙂 ¡Precioso desafío!
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    Binha Salgado
    Hace 1 semana. – Se compartió públicamente.

    Aunque ya te había leído cuando empezaste los primeros días, ahora me lo leí todo de golpe y me encantó. Se nota como te vas liberando post a post. Y me he sentido identificada con muchas cosas. Creo que, en mayor o menor medida, todos deberíamos hacer un ejercicio de liberación. Un abrazo
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    Virginia Sanz
    Hace 1 semana.

    Si, yo se los recomiendo a todos. Cada vez que me dicen que se sienten mal y no saben por qué yo les digo que escriban, canten, bailen, cocinen, hagan algo que les de ese espacio para liberarse. Gracias por acompañarme 🙂 Abrazos

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  2. Virginia Sanz

    Ser consciente significa escucharme sin enfocarse; alerta, por supuesto, sin dormirse; pero alerta a estos pájaros, a su canto; alerta al viento que corre entre los árboles, alerta a todo lo que está sucediendo. La concentración excluye mucho, incluye poco. La conciencia no excluye nada, lo incluye todo.

    La conciencia es un estado de no-mente. Eres, pero no estás enfocado. Eres tan sólo un espejo que lo refleja todo, que devuelve la vibración de todo, como un eco. Ve su belleza y su silencio y su quietud. De repente, eres pero no eres; y el milagro comienza a suceder. En este silencio, sentirás compasión; compasión por todos los seres que sufren. Y esto no es necesario practicarlo; viene por sí mismo. (B.S.R.)

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  3. Virginia Sanz

    Buda dice: «Soy un médico.» Y en una ocasión alguien le preguntó: «Dices una y otra vez que eres un médico, pero no veo ninguna medicina por aquí, ¿qué medicinas aplicas?» El dijo: «Mi medicina es solamente una: ser consciente. Prescribo conciencia.» Y la conciencia no la puedes encargar en la farmacia; tienes que cambiar tu química interna para crearla.

    Tienes que cambiar tu química interna. Ahora mismo tu química interna funciona de tal manera que produce ignorancia, inconsciencia. Pero esto puede cambiarse, puede desautomatizarse.

    Pero recuerda, un método es suficiente para corregir todo el mal. Ese método es ser consciente. ¿Y cómo sabrás que lo has conseguido? La conciencia es algo interno, está tan profunda que nadie puede verla. Aun así, si te haces consciente, todo el mundo que tenga un poco de inteligencia, que tenga ojos para ver, se dará cuenta de ello… porque cuando la conciencia sucede en el núcleo interno, la compasión empieza a irradiar, el amor empieza a irradiar.

    Buda dice: enciende la vela de la conciencia en tu corazón, y todo tu ser irradiará compasión. La compasión es la prueba. Recuerda: a no ser que suceda la compasión, debes estar engañándote, debes estar haciendo alguna otra cosa en lugar de ser consciente.

    Por ejemplo, puedes probar con la concentración. La concentración no es conciencia y la persona que la practica nunca mostrará compasión. La compasión no es consecuencia de la concentración. Concentración significa enfocar la mente, reducir su atención a un solo punto. La mente concentrada se vuelve muy poderosa. Pero recuerda: la mente concentrada es mente, y muy poderosa; por eso es más peligrosa que nunca. La concentración es el método de la ciencia.

    La conciencia es totalmente diferente; la conciencia no es enfocar. La conciencia es un estado de alerta sin foco. Por ejemplo, ahora mismo me estás escuchando; puedes escucharme de una manera concentrada, puedes enfocarte en mí; entonces no escucharás a los pájaros y su canción, entonces no escucharás el ruido de la calle. Entonces no eres consciente, entonces tu mente se ha estrechado mucho. La conciencia no es el estrechamiento de la mente sino la desaparición de la mente. El estrechamiento de la mente hace que la mente sea más mente; por eso la mente hindú es más mente, la mente mahometana es más mente, la mente comunista es más mente; porque todas ellas son estrechamientos. Unos están enfocados en El Capital, o en El Manifiesto Comunista; otros están enfocados en el Corán, o en El Dhammapada, otros en el Gita, otros en la Biblia. ¡Gente enfocada! Esta gente crea mentes estrechas en el mundo. Crea conflicto. Esta gente no aporta compasión.
    Las religiones han existido durante miles de años, pero la compasión es todavía un sueño. No hemos sido capaces de crear un mundo que sepa lo que es el amor, que sepa lo que es la amistad, la hermandad. Sí, hablamos de ello, hablamos demasiado acerca de esas bellas cosas. De hecho, la charla se ha vuelto nauseabunda. Esa charla le pone a uno enfermo. Tendría que parar. ¡Basta de charlas sobre la hermandad y el amor y esto y lo otro…! Hemos hablado de ello durante miles de años sin que haya servido de nada.

    La razón es que la mente concentrada se vuelve una mente estrecha, se vuelve más mente. Y el amor no es una función de la mente, el amor es una función de la no-mente; o llámalo corazón, que significa lo mismo. No-mente y corazón son sinónimos.

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  4. Virginia Sanz

    Y tiene que suceder así. No puedes destruir ninguna energía. Nunca. No es posible, por la naturaleza misma de las cosas. Las energías sólo se pueden transformar, nunca destruir. Si tapas una salida, la energía empezará a fluir por otra. Si cierras la puerta de delante, entonces sale por la de atrás… y por la puerta de atrás la energía es más peligrosa, porque hace de tu vida una vida hipócrita, hace que tu vida sea doble. Empiezas a vivir de una forma dual: dices una cosa y haces otra, muestras una cosa y eres otra. Cada vez estás más dividido.

    Mi énfasis es exactamente el mismo que el de Atisha. Vienes a mí con mil y un problemas, pero mi respuesta es siempre la misma. Si vienes con ira digo: sé consciente de ella; si vienes con avaricia digo: sé consciente de ella; si vienes con lujuria digo: sé consciente de ella; porque la conciencia corta la raíz misma. Y ¿cuál es la raíz? La inconsciencia es la raíz.

    Uno puede enojarse sólo si es inconsciente. Intenta estar enojado y ser consciente al mismo tiempo y verás que es imposible. O eres consciente, y a la ira ya no se la encuentra, o estás enojado, y la conciencia ha desaparecido. Hasta ahora nadie ha sido capaz de hacer coincidir las dos cosas al mismo tiempo; y no creo que tú vayas a ser la excepción. Inténtalo. Es posible que creas que están sucediendo las dos cosas simultáneamente, pero si observas minuciosamente, lo verás: cuando la conciencia está ahí, la ira no está; cuando la irá está ahí, la conciencia no está. La falta de conciencia es la raíz de toda enfermedad, por eso la conciencia es la única medicina.

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  5. Virginia Sanz

    Jime Sánchez
    Un método corregirá todo lo incorrecto.

    Ese método es la conciencia. Existen muchas enfermedades pero sólo existe una salud. La cualidad de la salud es una, siempre la misma. El bienestar que produce la salud es el mismo en todas las personas. Las enfermedades son millones, las cosas incorrectas muchas; pero la llave que abre todas las puertas, la llave maestra, es sólo una. Y en lugar de podar las ramas, en lugar de cortar las hojas, ¿por qué no cortar la raíz misma? Hay mucha gente que poda las ramas y corta las hojas constantemente; a éstos se les conoce como moralistas.
    La persona moral es una persona un poco estúpida; estúpida en el sentido de que piensa que con cortar las hojas va a destruir el árbol. De esta manera no lo va a destruir. Cortas una hoja y el árbol te responde con tres hojas en su lugar; el follaje se hará más espeso. Cortas una rama y el árbol llevará su sabia y sus jugos a otra rama, y esa otra rama se hará más grande y más gruesa. Esto es lo que sucede en tu vida.

    Alguien está en contra del sexo, alguien reprime el sexo, corta esa rama. Ahora toda la energía se convierte en ira. Puedes encontrar historias en las escrituras indias, como la de Durvasa, un llamado gran mahatma, que reprimió totalmente su energía sexual, y todo él se convirtió en ira, se volvió rojo de ira.
    (sigue)

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