21 de junio de 2014, en este lado del planeta comienza el invierno.
Fuente: Pinterest |
No me digas que no, todos lo hemos hecho y seguramente lo seguiremos haciendo. Uno siempre quiere guardarse algo para si mismo. Y uno siempre tiene ese secreto que no quiere que nadie se entere, por vergüenza, por dolor, por miedo o las tres juntas.
Está bien, es el momento de estar con uno mismo, de no compartir la piel al mundo. Hacia adentro, que haya calor, mucho calor, que mantenga viva y reviva todo lo que uno va guardándose. Que te queme lo que duele, que te queme lo que te hace mal, que te queme porque es una de las formas en que vas a reaccionar.
Duele, si que duele. Pero tiene que ser así, el proceso es doloroso. Uno a veces no tiene consciencia de lo que es. Porque aunque no lo tengas presente, aunque lo quieras esconder o borrar de tu vida es parte de vos, parte de lo que eres ahora.
Pero al final hay calma, al final hay entendimiento, perdón y reconciliación. Al final hay un equilibrio, hay calor para el invierno de adentro.
Estos próximos tres meses, en donde el frío se apodere de las horas, serán testigos de cómo crecerá mi llama interna al punto de incendiarme, de volverme cenizas para resurgir, para revivir y seguir con más fuerza.
0 comentarios