¿Hasta cuándo?

  ¿Cómo hago para liberarme? ¿Por qué tengo que tomar tan difícil decisión?   Los sentimientos ya no existen. Hay unos nuevos que llegaron para quedarse. Pero no concibo tener que elegir separarme de lo que amo, de lo que me saca sonrisas y me llena el alma.   Muchas veces me quedé por motivos […]
Escrita el 10 de septiembre de 2015
Inicio 9 Diario (no) íntimo 9 ¿Hasta cuándo?

 

¿Cómo hago para liberarme? ¿Por qué tengo que tomar tan difícil decisión?
 
Los sentimientos ya no existen. Hay unos nuevos que llegaron para quedarse. Pero no concibo tener que elegir separarme de lo que amo, de lo que me saca sonrisas y me llena el alma.
 
Muchas veces me quedé por motivos que no tenían que ver con los dos. Hoy me quiero ir. 
 
Quiero sacarme estas cadenas que me atan y volar lejos. Pero no lo quiero hacer sola.
 
 
 
¿Tendré que aguantar? ¿Devolver la fidelidad absoluta a costa de estar sufriendo?
 
Yo espero. Yo sostengo. Yo estoy. Pero… 
 
¿Hasta cuándo? ¿Hasta llegar a ese puto objetivo que pusimos?
 
Me importan poco las promesas. Yo quiero mi libertad, mi sonrisa, mi estado de bienestar y momentos de felicidad a causa de situaciones tan cotidianas como insólitas.
 
No. Ya no hay espacio para vos. Has sido destituido, derrocado, desterrado.
 
Mis ojos no te reflejan. El aura que te rodeaba desapareció.
 
Detesto esta situación tan… tan… tan de mierda.
 
¿Cuándo fue que todo terminó así?
 
No me pone mal que las cosas no hayan funcionado. Me angustia sentirme atada, encadenada, ahogada.
 
Hace rato aprendí a disfrutar de mis días a pesar de vos.
 
Hace rato que estás ausente en mis mejores momentos.
 
 
 
No tengo miedo a estar sola. Me siento así hace mucho tiempo.
 
Innumerables situaciones en las que lloré abrazada a una toalla dentro de un baño y todos afuera riendo, ignorando lo que sucedía.
 
Mil veces quise parar a alguien en la calle y pedirle un abrazo. Hasta me imaginé sosteniendo un cartel en medio de una peatonal, mendigando un poco de amor, un poco de compresión, un poco de compasión.
 
Estoy entre la espada y la pared.
 
Puedo seguir sin vos. Me lo proyecté en un montón de oportunidades. Como un sueño, cerraba los ojos y me lo imaginaba. Y ahí estaba yo, con una sonrisa.
 
Eso quiero recuperar.
 
Pero no me puedo ir sola.
 
Quiero que ellas me sigan acompañando.
 
Si, lo siento. Es una situación de mierda porque vos también querés lo mismo.
 
¿Hasta cuándo entonces?
 
¿Vamos a tirar de la soga hasta que se rompa?
 
¿Vamos a seguir dándonos motivos para reafirmar lo confirmado?
 
Y tener que disimular. Llorar sin lágrimas. Esbozar una sonrisa.
 
¿Para qué? ¿De qué sirve? ¿Hasta cuándo?

 

 
¿Hasta cuándo?
 
 
 
 
—————————-
Fuente de las fotos: Pinterest
0 comentarios

Enviar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Otros textos que escribí y te pueden interesar…

27 años de aquel día

27 años de aquel día

Hay días en la vida que nunca podremos olvidar. Momentos en los que parece que el tiempo se detuvo. Que nos morimos pero seguimos vivos.

leer más
Celebro cumplir 39 años

Celebro cumplir 39 años

Un mes antes de cumplir 15 años dejé de querer festejar mi cumpleaños y la vida misma. Hoy, después de un largo proceso, celebro cumplir 39 años.

leer más
Una buena noticia

Una buena noticia

Esperanza. Un motivo más para celebrar. Resultado que me motiva a seguir esforzándome por crear esa vida que quiero.

leer más