Y de las boludeces que escribía. ¡¿Y de qué iba a escribir con esa edad?! ¿¿De la teoría de la relatividad?? No, olvidate. Era nerd pero no para tanto.
Todavía me acuerdo de vos. Año 2004, una mujer llena de sueños y utopías. ¿Recordas cuándo creíamos en un mundo más justo para todos y que, como futura periodista de investigación, ibas a trabajar por eso?
Ese año fue muy duro. A fines de marzo la vida nos dio un golpe que, al día de hoy, todavía nos duele. Teníamos 19 años, bastante grande dirían muchos, y nos enfrentamos a la primera muerte que nos demostró la realidad de que estamos solo de paso. Murió nuestra nona. Un día te dicen que tu abuela sufrió un infarto masivo y a la semana justo tenes la desgracia de atender el teléfono para que del otro lado desde la clínica avisen que se había ido. ¿A dónde? ¿Por qué? ¿Cómo es que no me dejaron despedirme de ella? ¿Cuándo debió ser la última vez que teníamos que hablar? ¿Qué pasó?
Los próximos meses estarían cargados de mucha bronca, mucha injusticia. Mucha responsabilidad y poco reconocimiento. Hoy lo vemos diferente, hoy entendemos a todos los actores de ese capítulo. Pero por esos meses del 2004 comenzaríamos a recargar la mochila con más dolor y odio del que ya veníamos trayendo.
El siguiente año lo comenzamos de la peor manera. Dos días antes que termine el 2004 nos sacudió, nos enterró Cromañón y la sensación de culpa de los que zafaron y la sensación de que se termine ya ese año de mierda, como si el que viniera fuera el salvador, el sanador.
Año 2005 cargado de cambios, mí querida Vir. Hoy te veo y te admiro. A ver, hay actitudes tuyas que no me gustaron pero te admiro porque las viste, las odiaste y las intentas modificar día a día. Eso no lo hace cualquiera.
Dejaríamos atrás los mandados en la empresa familiar para pagarnos los gustos para empezar a trabajar en relación de dependencia y ahorrar para nuestro sueño: independizarnos.
No eras feliz en la casa de tu madre y no era feliz en la casa de tu abuela paterna. ¿Dónde ibas a ser feliz? No lo sabías, pero intuías que tenías que trabajar para conseguir ese espacio donde empezar a sembrar la paz y armonía que tanto anhelas desde pequeña.
Por momentos no vas por buen camino. Buscaste distraerte de tanta soledad, de tanto vacío. Te pusiste un triple candado y guardaste tu corazón en un congelador. Sólo ibas a hacer lo que creías mejor: divertirte… si total, en esta vida estamos de paso y de un segundo a otro dejas de existir y todo se olvida.
¿A costa de qué? ¿Te diste cuenta que más sola te sentías cuantas más personas a tu lado estaban?
Si, lo sabemos. Ya lo analizamos, ya nos enojamos, ya lloramos y estamos en proceso de perdonarnos.
El 2006 no fue muy diferente al 2005. Creo que todo se duplicó a la enésima potencia. Te sentías con poder. ¿De qué? No sabemos. ¡Qué niña más inocente! ¡Cuánto te falta por aprender!
Y a medida que se acercaba la mitad del año, donde uno empieza a hacer un balance, fuiste empeorando. La angustia y la bronca te esclavizaban. Una a la derecha, la otra a la izquierda. Todo pintado de negro porque así estaba tu interior y no tenías problema de exteriorizarlo.
Se acercaba el momento soñado, tu independización pero no de la mejor forma. Fue forzosa, lo venías soñando de años pero no así. ¿Acaso creíamos que iba a ser distinto? ¿Por qué soñas de rosa si siempre tu vida estuvo cubierta de negro?
Y justo cuando creías que ya nada valía la pena, que no había nada bueno esperándote a vos. Apareció. Lo sentiste y te abriste, como las flores se abren en primavera cuando el sol aparece.
Tuviste mucho miedo. Estabas contenta, pero tuviste mucho miedo. Y por eso actuaste como actuaste durante mucho tiempo. Dos o tres veces por semana eras capaz de arruinar todo.
Pero encontramos un compañero y perdimos el rumbo. ¿A dónde estaban todos esos sueños? ¿Dónde los dejaste? ¿Qué queres hacer de tu vida?
Y como las respuestas no eran fáciles de responder y necesitabas tiempo, mientras tanto te subiste al colectivo de la rutina, del sistema, de no pensar, de no sentir, solo hacer, trabajar de lo que sea para ganar dinero para comprar cosas que te aseguran que te harán feliz para solo terminar llorando porque no sabes que queres ni para qué y que mundo de mierda la puta madre...
Y aquí empiezan los momentos en los que recuerdo que paso pero todo, absolutamente todo esta empapado por lagrimas, por angustia, por gargantas cerradas, por abran una ventana que me ahogo, hace frio, hace calor, me quiero morir. Si, si esto es la puta vida me quiero morir. Pero no te podes morir, eso no lo decidís vos. ¿Qué clase de psicópata nos pone en este juego hablándonos de libre albedrío y no puedo decidir cuándo se termina?
Ya, llora, llora por todo lo que tuviste que procesar, por todo lo que sufriste, por todo lo que amaste, por todo lo que odiaste.
Y así fue, todos te decían que así es la vida y que tenes que seguir cuan engranaje en la máquina. Pero no podías seguir sin cuestionar cada segundo que paso y cada segundo que iba a venir. No podías y eso te generaba más angustia. Nadie te entendía. Si, lo sé. Ya no creías ni en los dibujos animados que viste de chica, donde te decían que en situaciones así iba a llegar un príncipe azul en un caballo blanco a rescatarte.
No, no estamos orgullosas de lo que hicimos, de lo que sentimos, de lo que pensamos. Pero no lo podemos borrar ni esconder. La mierda siempre flota.
El desenlace se podía prever. No sé si prevenir, pero si se podía ver venir. Tu cuerpo, mi cuerpo, nuestro cuerpo dijo basta. Tu mente, mi mente, nuestra mente dijo basta. Tu ser, mi ser, nuestro ser dijo basta. ¿Y de qué forma uno espera que diga basta? ¿Haciendo una fiestita con piñata y torta?
Pero Vir, porque así nos gusta que nos digan. El Virginia nos suena a cagada a pedos, el María Virginia nos avisa que se viene una paliza. No te culpes, es lo que viviste.
Y hoy estamos contentas de haber dicho basta. De ese antes y después. Un hito más en nuestra vida que nos modifica, que nos hace frenar.
Tomaste una difícil decisión frente a la incertidumbre de seguir con la vida de mierda o cambiar sin saber cómo iba a resultar. La única certeza era que no cambiar significaba una vida oscura anestesiada por pastillas.
Y como si tener un ataque de angustia no fuera algo extremo, tres meses después te despertaron con la noticia que la persona encargada no solo de que existas sino también de haberte hecho sufrir tanto, se fue de este plano terrenal.
¿Y por qué lloras si siempre dijiste querer verlo muerto? No ves que no nos entiende. Pero habla, o escribí, saca de adentro todo lo que tenes. No importa si no te entienden ellos, vos tenes que entenderte, vos tenes que saber que sentís, por qué lo sentís, cómo lo sentís. ¡Qué carajo te importa lo que sientan el resto si vos vivís con tus sentimientos!
El que te quiera acompañar, aun sin entenderte, que se quede. El resto que se vaya y salud.
Uno a uno los conceptos que tanto habías estudiado, habías aprendido y vivido se fueron desintegrando. Las cosas no son como te dijeron. Empezas a ver qué así como vos cambiaste, el resto cambió y esto hizo ver dos cosas: que a veces los cambios de los demás no nos gustan y que los cambios en uno nos hacen ver cosas de los demás que tampoco nos gustan.
¡Y alejate de la mierda! ¡Alejate de la mala onda! ¡Alejate de los que ensucian la palabra amor!
¡Lo hicimos! Acá estamos, desnudando nuestra alma, nuestro ser, nuestro cuerpo. Demostrando que no somos débiles por haber sufrido, que no somos débiles por llorar, que no somos débiles por no haber seguido con el plan inicial. Buscando lo que nos haga bien.
Una década después te veo, veo todos los cambios que tuvimos y lo único que siento es una inmensa ganas de abrazarte y de bailar, cantar, charlar por horas.
Sólo una cosa le quiero decir a la Vir de la próxima década: fuerzas porque lo que logramos en estos últimos 29 años y más en últimos 10 años, generó muchas emociones, muchos sentimientos, muchos cambios y muchos sueños.
Pero lo único que realmente tenemos que tener en claro, es que solo se vive una vez y hay que disfrutar la vida. Hace lo que te guste, se la persona que te guste ser. Trabaja en buscar estar bien conmigo, con vos, con nosotras. Y sentí, permítete sentir más que pensar. No estés buscando aprobación en nadie más que en vos. Y no quieras vivir un futuro que te imaginaste siendo feliz. Viví feliz con el presente que te toca momento a momento. Si, así tenía que ser y así es perfecto. Comenzá a sentirlo así. No te resistas. Más sufrimiento del que podes soportar no vas a pasar y ahora sos fuerte.
________________________________________________
La carta es mucho más extensa. Son como 10 hojas de Word. Pero el resto me lo reservo. Lo que está aquí lo escribí sin llorar. El resto me duele y lo guardo para procesarlo hasta el día en que pueda mostrarlo sin llorar. Eso no significa que no me dolió, significa que lo estoy superando.
Perdón a los que les hice mal en algún momento de esta última década. Si lo hice con intención, me arrepiento. Si lo hice sin intención, de verdad no me di cuenta.
0 comentarios