B de Buenos Aires

No puedo decir que odio la ciudad de Buenos Aires pero si confieso sentir odio cuando me entere que íbamos a dejar la provincia de Tierra del Fuego para venirnos a vivir acá. Para esto nos tenemos que remontar al siglo pasado (como me gusta haber nacido al final del milenio anterior y poder jugar […]
Escrita el 18 de octubre de 2013
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No puedo decir que odio la ciudad de Buenos Aires pero si confieso sentir odio cuando me entere que íbamos a dejar la provincia de Tierra del Fuego para venirnos a vivir acá. Para esto nos tenemos que remontar al siglo pasado (como me gusta haber nacido al final del milenio anterior y poder jugar con esto).
El otro día estuve en la Plaza de la Republica, ahí al lado del Obelisco y me imaginaba como era en aquel entonces esta ciudad como para que le dieran este nombre. Hoy miras al cielo y no es celeste, es una mezcla con gris, o sea es un “celeste smog” si vas a pedirlo a alguna pinturería.
Avenida 9 de Julio y Avenida Corrientes – Obelisco y su plaza de la Republica
¡Qué linda veo la ciudad ahora!
Y justo ahí me quedé sentada durante 20 minutos mirando todo y a todos. Las personas, las caras, la ropa, la forma de caminar y sus acciones. Y ahí me detengo. Porque me quedé sorprendida por lo que estaba admirando. ¡No es todo malo cómo creemos y nos hacen creer!
En los 9 meses que recorrí el sur y parte de cuyo del país, siempre escuchaba y repetía lo mismo: “que Buenos Aires no es como acá que todos se saludan, se conocen, se ayudan” entre otras frases negativas que hacen referencia a esta gran ciudad.
La Plaza de Mayo con la Casa Rosada detrás.
Y no, yo estuve parada ahí mientras veía a un hombre que sacaba su “guía T” de la mochila para ayudar a un joven. Una chica se ofrecía a cruzar a una persona no vidente la gran avenida 9 de julio. Otro le avisaba a una señora que tenía la cartera abierta (espero que no le haya faltado nada).  Y después de un rato entré en acción yo y me ofrecí a sacarles una buena foto con el Obelisco a un matrimonio oriundo de Colombia.

¡Cómo puede ser que esto no lo veía antes! Porque tenía otros ojos, o mejor dicho, otra mirada. Antes pensaba que vivíamos en un gran mundo de mierda con gente de mierda que tiene actitudes de mierda. Y el salir a recorrer y conocer lugares me hizo encontrarme con personas maravillosas con actitudes más que maravillosas y me fueron tapando la boca día a día, kilometro a kilometro.

El Congreso de noche – Avenida Entre Rios y Avenida Rivadavia.
Y la ciudad de Buenos Aires también lo tiene. Vamos, no se dejen llevar por lo que les dicen que todo está mal y solo esperar que te sucedan cosas malas en la ciudad. ¡No es verdad!
El Caminito en La Boca. Llegué a Bs As en 1999 y no fue hasta 2010 que fui a recorrerlo.

¡Y es así! Dejemos de contagiarnos de enfermedades, virus y bacterias y empecemos a compartir lo bueno, las buenas acciones.

Es súper gratificante hacer algo por el otro sin pretender nada a cambio. ¡En serio! Y no digo de poner la tarjeta de crédito para alguna ONG, eso también esta bueno, pero yo hablo de involucrarnos más con los otros. Al final todos estamos en la misma, ¿no?
Una pareja bailando tango en El Caminito.
Siempre quise aprender a bailarlo. ¿Será que esta
vuelta a Bs As tenga oportunidad de aprender?
Alguien más recuerda la publicidad de una empresa de aseguradora dónde mostraban una parte de una ciudad donde todas las personas estaban atadas con una cuerda y sucedía que en un momento una persona hacía un movimiento inesperado y esto afectaba a todos los demás. Creo que era que un conductor volanteaba bruscamente, y así todos terminaban haciendo movimientos bruscos y el final/slogan era como que lo que hacemos afecta a todos. No sé, hace años que lo busco y no lo encuentro. Pensé que era de Zurich pero no aparece en youtube. Bueno, ya está. La publicidad estaba buena por poner a la vista eso, de que todos dependemos del movimiento y actitud del otro. Por eso, cuando vemos a alguien sonreír automáticamente se nos mueven los labios y sonreímos.
El Cabildo ahora. En su epoca era mucho más grande de lo que es hoy.
Salir de viaje y volver a Buenos Aires me dio la posibilidad de mirar diferente, de ver distinto, de descubrir que realmente todo es “según con los ojos que se esté mirando”. Y ahora más que nunca no quiero cambiar mi nueva mirada, mi nueva forma de ver. Quiero admirar las cosas buenas siempre, el vaso medio lleno, el sol detrás de las nubes.

Bonus Track:

«Mi Buenos Aires Querido» cantado por Carlos Gardel.

Mi Buenos Aires querido,
cuando yo te vuelva a ver,
no habrá más penas ni olvido.

El farolito de la calle en que nací
fue el centinela de mis promesas de amor,
bajo su inquieta lucecita yo la vi
a mi pebeta luminosa como un sol.

Hoy que la suerte quiere que te vuelva a ver,
ciudad porteña de mi único querer,
oigo la queja de un bandoneón,
dentro del pecho pide rienda el corazón.

Mi Buenos Aires, tierra florida
donde mi vida terminará.

Bajo tu amparo no hay desengaño
vuelan los años, se olvida el dolor.

En caravana los recuerdos pasan
como una estela dulce de emoción,
quiero que sepas que al evocarte
se van las penas del corazón.

Las ventanitas de mis calles de Arrabal,
donde sonríe una muchachita en flor;
quiero de nuevo yo volver a contemplar
aquellos ojos que acarician al mirar.

En la cortada más maleva una canción,
dice su ruego de coraje y de pasión;
una promesa y un suspirar
borré una lágrima de pena aquel cantar.

Mi Buenos Aires querido….
cuando yo te vuelva a ver…
no habrá más penas ni olvido…

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