Ella quiere dominar mi vida,
pero sigo de pie.
Ella es una sombra silenciosa que creció conmigo.
Apareció con el primer golpe,
como un eco del dolor que no supe nombrar.
Ella es una mochila que nunca pedí cargar,
un peso invisible que me arrastra.
Susurra en mi mente,
pinta todo de negro y me deja perdida.
Ella aprieta mi garganta cuando quiero reír,
y convierte mis lágrimas en abismos.
Ella me dice que voy a caer,
que no hay salida, que no hay esperanza.
Ella acelera mi corazón y lo clava con espinas,
me roba el aire y las fuerzas.
Ella se esconde en cada rincón,
me grita que no soy suficiente,
que nadie me va a querer.
Sé su nombre.
Se llama angustia.
Y aunque intente ser mi dueña,
sé que no soy su prisionera.
Cada palabra que escribo,
cada paso que doy,
es un pequeño destello de libertad.
Ella es oscura, sí,
pero yo sigo buscando la luz.
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