Como hacen los árboles

La llegada del otoño y unas caminatas matutinas me inspiraron a preguntar cómo hacen los árboles para soltar sus hojas.
Escrita el 18 de julio de 2021
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“¿Cómo hacen los árboles, cuando comienza el otoño, para decidir qué hoja dejar caer primero? ¿Y la segunda, y un grupo de hojas hasta incluso dejar secar una rama?

Esta pregunta surgió en mi mente en una de las veces que caminé por un bosquecito que hay en el polideportivo cerca de mi casa. Es un sendero de un kilometro que pasa por el medio de árboles de diferentes especies. Si bien este año el otoño tardo en llegar, porque era mitad de mayo y todavía se registraban temperaturas mayores a 25 grados, algunos árboles empezaban a dejar caer sus primeras hojas.

Y me detuve a observar. Las hojas amarillas del piso y las que aún estaban verdes en los árboles. Pero también había otras amarillas. ¿Por qué esas todavía no se cayeron? ¿Qué tiene que pasar para que se caigan? ¿O es acaso el árbol quien tiene que dejarlas caer?

Seguramente hay una explicación biológica. Lo sé. Pero a este acto de la naturaleza quise ponerle un poco de poesía y magia para escribir sobre, justamente, las hojas secas que no estoy soltando y cómo hacer para ir soltándolas de a poco. Sí, de a poco, como los árboles.

Es decir, me convertí en árbol. Y le asigné la capacidad de sentir y pensar. Esto es escritura terapéutica, cualquier recurso que me sirva para explorar mis emociones y pensamientos y conectar conmigo misma, es válido. Y, además, quise escribir en prosa poética .


Soy como un árbol en verano.
Acumulo hojas. Muchas hojas.
Esas hojas pueden ser recuerdos.
También emociones.
Algunas emociones me hacen bien.
Otras me pesan mucho.
El enojo, la desconfianza, la desesperanza.
Sentirme en un laberinto.
Para donde me quiera escapar,
no hay salida. Solo más hojas.
Agrupo las hojas que se parecen.
Cada rama tiene un grupo de hojas.
Algunas ramas tienen más peso que otras.
Por eso con cada tormenta me desequilibro.
Llega el otoño. El momento de soltar.
¿Pero cómo suelto? ¿Cómo elijo?
¿Me quedo únicamente con las hojas que me hacen bien?
¿Suelto todas las hojas que me hacen mal de golpe?
Al final ser un árbol es un arte. Vivir es un arte.
Pienso. Observo. Analizo. Hago cálculos.
Si suelto todas las hojas malas de golpe, me desequilibro.
¿Por qué? ¿No debería sentir alivio?
¿Las cosas que me hacen bien también me pesan?
¿Tengo que soltar las cosas que me hacen bien?
¿Por qué? ¿No debería retenerlas para sentirme bien?
Armo un plan: “Poda 2021”. No es muy original, lo sé.
Cada tres hojas que me hacen mal, libero una que me hace bien.
¿Eso significa que siento que tengo más hojas que me hacen mal?
¿Es realmente así?
¿No será que las siento más grandes, más pesadas?
¿No será que mejor dejo las hojas que me hace bien y achico las que me hacen mal?
Sí. Eso es. Podarlas no significa hacer desaparecer.
Podar significa eliminar la vegetación sobrante.
Podar significa quitar las ramas dañadas.
Podar significa cortar el gajo enfermo o mal situado.
Se poda para que la planta crezca con más fuerza.
Lo siguiente es registrar que sobra en mi vida.
Qué está dañado. Que está enfermo. Que no está en un buen lugar.
Y podarlo, no para que deje de existir.
Sino para que crezca algo nuevo, con más fuerza, con más vida.
El proceso del árbol durante un año,
me hace acordar al ave fénix.


Ahora me toca reservarme un momento para mi. Prepararme una taza de té o un termo para el mate y sentarme a escribir. Escribir y registrar las hojas y ramas que debo podar. Hace un mes que el invierno empezó y los árboles ya no tiene hojas. Eso me hizo darme cuenta que necesito hacer lo mismo. Pero los árboles tienen siglos de sabiduría. Creo que es la primera vez que voy a podar de forma consciente. Así que, tengo que tomarlo con calma para no desequilibrarme.

Foto tomada por mí en Tierra del Fuego en febrero 2018.

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