Lo que un planeta me enseñó

Lo que cuento en este post es algo que ocurrió el 22/06/2021 a las 9:30h. Podría haber pensado que simplemente fue algo que pasó. Pero no, para mí tenía un mensaje oculto de uno de mis planetas preferidos.
Escrita el 23 de junio de 2021
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Ayer sucedió algo que me hizo reflexionar. Esto de estar más consciente durante el día, observando lo que ocurre para luego volcarlo, ya sea en las páginas matutinas o en las preguntas diarias, me hace estar presente.

No quiero llamarlo defecto. Muchas personas creen que es una virtud. Pero tengo una forma de hacer las cosas un tanto particular: Me gusta optimizar el tiempo y hacer varias cosas al mismo tiempo.

Sí, ya sé que no es lo recomendable. Que no tiene buenos efectos en la salud mental. Que nos hace creer que podemos con todo y al final hacemos las cosas por la mitad o mal por falta de concentración.

Lo sé, lo sé. Y es algo que vengo trabajando desde noviembre del año pasado cuando comencé a practicar mindfulness (práctica de meditación basada en tener conciencia plena). Pero al primer aspecto de mi vida que empecé a aplicar la atención consciente fue a lo profesional. Porque sí, quedaba super quemada haciendo 200 tareas al mismo tiempo.

Ahora falta aplicarlo al resto de mi tiempo. Sobre todo el tiempo de ocio. O el que yo me permito tener de ocio. Y ahí van saliendo los trapitos para afuera.

Voy a contar lo que me pasó ayer para ejemplificar y hacerme entender.

Cuando terminé la rutina matutina, me puse a acomodar la casa. Mientras se hervía el agua para el té de manzanilla, tilo y cedrón, empecé a sacudir los almohadones del sillón. Puse el agua en la taza, agarré la escoba, barrí una parte de la casa. Volví, tomé un sorbo del té, todavía muy caliente. Puse agua en la olla y coloqué el vaporizador. Saqué la acelga limpia de la heladera, la fui separando en partes. Puse una primera parte en la olla y la tapé. Tomé otro sorbo de té. Corté zapallo para hervirle a Pumba y los puse en otra olla. Agarré los productos de limpieza del baño. Los esparcí por todo el baño. Volví, tomé otro sorbo de té. Saqué la acelga de la olla, puse otro puñado más. Pasé el trapo a la mesa del comedor. Tomé otro sorbo de té. Fui a sacar el producto del inodoro y bidet. Volví, saqué el puñado de acelga de la olla, puse otro más. Fui a terminar de repasar el baño. Quise terminar el té y estaba semi frío, puse a calentar agua de nuevo y pum. Chau electricidad.

Antes de seguir leyendo, quiero saber si te cansaste de solo leer el párrafo de arriba. Y no porque fuera largo sino de imaginarte haciendo todo eso.

Bueno, ¿por qué “chau electricidad”? Porque en mi casa todos los electrodomésticos son eléctricos. Y entre que estaban prendidas dos estufas porque hacía mucho frío, más las dos hornallas, el calefón… Cuestión que cuando puse la pava eléctrica, se ve que recalenté los cables y se rompió la térmica (esto lo supe después).

¿Sabés qué fue lo peor? Que esto pasó 15 minutos antes de tener la sesión online con mi psicóloga. ¡Divino!

Así que me senté por un momento (sí, como Marge cuando se le rompe el vestido channel) y respiré. Todo lo que tenía planeado, no lo podía hacer. Ni siquiera, terminar tranquila el té de manzanilla, cedrón y tilo. 

Por suerte internet móvil funciona bien así que la sesión la pude tener. Igualmente hablé de otros temas. Cuando terminé, Ale ya me esperaba con el veredicto de que se rompió la térmica y por eso no había electricidad.

No se por qué pero lo primero que pensé fue en Mercurio retrógrado. Sí, es algo de la astrología. No voy a dar una master class porque no es el lugar y aparte estoy en etapa de aprendizaje aún, pero por lo que se hasta ahora sobre este fenómeno astrológico es:

  • Se da unas cuatro veces por año.
  • Dura unas tres semanas.
  • No, no es que el planeta vaya hacia atrás. Es una ilusión óptica vista desde la tierra.
  • El planeta está asociado a la comunicación, el intercambio comercial, el transporte, entre otras cosas. 
  • Cuando está en fase de retrogradación provoca interferencias, retrasos y malinterpretaciones y no solo en lo que es comunicación. También en la tecnología (medio por el cual nos comunicamos hoy) puede tener problemas. Por ejemplo, muchas personas observan que durante esas semanas, funciona más lento internet, no anda bien la computadora o el smarphone.

Hay varias personas que te dicen que NO tenés que hacer en Mercurio retrógrado. La verdad que yo no adhiero a ese tipo de creencias. Hago mi vida normal. 

Pero como la astrología es un lenguaje simbólico y lo que me gusta es, justamente, una forma distinta de observar y calificar las cosas y situaciones, lo primero que pensé fue “Mercurio deja de retrogradar y pasa esto, no puede ser solo coincidencia”.

Entonces, cuando me pude hacer mi té de nuevo, me quedé pensando en qué posible mensaje podía tener este hecho.

Porque además, esta vez Mercurio retrogradó en Géminis que es el signo de mi ascendente. Y si supiera interpretar bien los tránsitos, seguro encontraría algo más que se relacione. Pero con el poco conocimiento que tengo, ya me sirvió para llegar a una conclusión.

¡DEJÁ DE HACER MIL COSAS A LA VEZ!

Sí. Ese fue el mensaje que sentí recibir. Porque es algo que vengo observando e intentando aplicar en mi día a día. Esa necesidad de hacer varias cosas al mismo tiempo para que, justamente, el tiempo me rinda.

¿El tiempo me rinda? Creo que el capitalismo está por darme una medalla a la empleada del día. 

Es algo que ya no me gusta de mi pensamiento y creencias. Esto de que el tiempo tiene que rendirme. Que tengo que ser más eficiente con el tiempo. Hacer más en menos tiempo. ¡Pero pará un poco!

Porque encima, tengo una lista de pendientes interminable. Y cada día se suman 20 cosas más. Literal eh, no es exageración (bueno, un poco sí, vos sabés que sí).

Como decía, yo no creo en eso de que cuando está mercurio retrógrado hay cosas que no podés o no deberías hacer. Pero si me gusta pensar en ese momento del año que nos invita un poco a ponernos en pausa, a reflexionar y, por qué no, a hacer limpieza. Limpieza de esas cosas que ya no queremos en nuestra vida.

Entonces claro, durante las últimas tres semanas estuve más tranquila y analizando esto de querer aplicar la conciencia plena a todas las actividades de mi vida y dejar de parecer conectada a un enchufe todo el tiempo. Y el día que mercurio deja de retrogradar, ¿qué hago? Vuelvo al viejo patrón. 

¿Y qué pasó? Que me lo imagino a Mercurio (?) diciéndome “pues no mi ciela”. Y ahí está lo inexplicable de quemar una térmica sin haber superado el límite de amperios. Y no lo digo por decir. Fue el mismo electricista que revisó todo, hizo cálculos y nos dijo “no sé qué pasó porque no dan los números como para que haya habido una sobrecarga”. 

Pero las cosas pasan igual. Pasan porque pasan o pasan por algo. Quizás otra persona en mi lugar ni se pone a pensar todo esto. Simplemente la térmica se quemó y listo. Pero yo no. Yo sentí que eso tenía un mensaje para darme. Y recibí el mensaje. 

Y para que vean que sí lo recibí (sobre todo para que lo vea Mercurio), hoy a la mañana, antes de ponerme a escribir estas líneas pensé “antes de sentarme en la compu, pongo a hacer la tortilla de acelga al horno así se cocina mientras escribo”. Y no. No lo hice. Porque aparte, si lo hacía, iba a estar intentando escribir y conectar con mis emociones al mismo tiempo de estar preocupada por si se me quema la tortilla. Y al final, no disfruto escribir y tengo altas probabilidades de que se me queme la tortilla.

Moraleja: Una cosa por vez. Disfrutar. Priorizar. Respirar profundo. Consciencia plena.

Foto de Artem Beliaikin en Pexels

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