Tormenta de pensamientos mágicos

Me desvelé y mi mente, que va a 1000 km/h trajo una tormenta de pensamientos mágicos y recordatorios de que no estoy haciendo lo que me gustaría.
Escrita el 11 de marzo de 2020
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Hoy me desperté tarde. En verdad, me desvelé tipo 5:30 de la mañana y estuve un rato con el celular hasta que me volví a dormir y a las 6:40hs me despertó Ale porque Robin vomitó a los pies de nuestra cama. Me volví a acostar y pensé que ya era hora de levantarme. Pero no, me volví a dormir y un fuerte trueno me despertó a las 8:59hs.

Apenas me vieron Robin y la Rubia se me vinieron encima porque claro, su hora de comer es a las 9hs pero se ve que ellos se acostumbraron más rápido que yo a levantarme antes, a los mimos, a verme estirar y meditar acostada en la cama de acupuntura. En fin.

Me hice el clásico té de manzanilla de todas las mañanas y me vine directo a la computadora. Ayer no la apagué bien y quedaron todas las pestañas del trabajo abiertas. Casi me pongo a trabajar sin pensar hasta que dije “no”. Si de todas las cosas que querés incorporar en tu rutina, no hiciste ninguna hasta ahora porque es tarde, al menos escribí. Y eso estoy haciendo. 

Afuera hay una tormenta fuerte. Una tormenta eléctrica. Eso me recuerda que cuando estaba viajando en bici por Chile, en una playa virgen (creo que se llama Los Lilenes), me inspiré en un nombre para un libro o una novela: “Donde cae el rayo”. 

Muchas veces pienso en un nombre para mi libro. “El camino de la mariposa” también es otro que pensé. Sí, ya se. Tengo miedo que una mariposa se pose en mí pero me comparo siempre con ellas y hasta tengo una tatuada en mi muñeca derecha. Se llaman contradicciones y todas las personas las tenemos. 

Me distraigo viendo por la ventana. Los verdes están más oscuros que ayer. Un rayo me encegueció. ¿Habrá caído muy cerca? Se que dicen que no hay que pensar en cosas malas porque suceden. Mi psicóloga dice que no le de importancia a esos dichos. Que son puros pensamientos mágicos. Cuando me lo dijo pensé en dios. Y recordé todas las veces que me hicieron sentir culpa por cosas que pasaron que yo pensé que podía pasar.

Es horrible que te hagan sentir culpable de cosas que ni siquiera tenés forma de hacer que sucedan. Por ejemplo ahora. Hay tormenta eléctrica y pensé en cargar el celular al 100% por si se corta la luz. ¡No estoy deseando que se corte la electricidad! Todo lo contrario. Pero como es algo probable que suceda porque a experiencias pasadas me remito, me adelanto o intento que si eso sucede, no me perjudique tanto.

Lo que más me embola es que si alguien estuviera al lado mío ahora y yo mencionara “cargá el celular por las dudas que se corte la electricidad”, seguro me tildaría de mufa. Que esas cosas no se dicen. Y si, encima, se corta la luz… ¡Ya está! Es mi culpa porque yo lo mencioné o lo pensé o lo deseé por el solo hecho de pensarlo. 

Ahora que lo pienso, es una mierda todo ese pensamiento mágico de que si pensás en cosas malas, las atraes y te van a pasar tarde o temprano. Para una persona que está todo el tiempo pensando en resolver problemas y que eso la hace adelantarse a los hechos e imaginarlos para buscar sus soluciones, pensar que por hacer eso está pidiendo (¿a quién?) que le sucedan es muy pero muy cruel.

Porque en mi caso, si pienso en esto de cargar el celular por si se corta la luz y se corta y no llegué a cargarlo, bueno, me perjudico sola. El tema es cuando involucra a otras personas y seres vivos. Es una tortura la culpa que me cargo encima de sentir que soy mala por pensar en que si no cambio de lugar tal cosa le puede pasar algo a Pumba. Porque después me quedo con la sensación que como le podía pasar eso algo malo, lo atraje con mi pensamiento y le va a pasar… POR MI CULPA.

Espero estar explicandome bien porque todo ese proceso es muy angustiante y cansador. La mente todo el tiempo pensando en 30 cosas al mismo tiempo. La culpa que te endurece los músculos de la espalda y cuello. El estómago que arde. 

Y ni hablar que con esa mierda de que una atrae lo que pasa en la vida, durante mucho tiempo me hicieron creer que los abusos y violencia fueron por mi culpa porque yo, de alguna manera, los pedí. Me hicieron odiarme durante muchos años. Sobre todo, una de las personas que debió cuidarme fue la que más instaló ese pensamiento en mi cabeza. Muy cruel y doloroso todo.   


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