Mi madre también

Después de escribir años sobre la relación con mi padre, empiezo a procesar sobre la relación con mi madre.

Escrita el 7 de agosto de 2019

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Si la relación con mi padre fue violenta, la de mi madre no se queda atrás. ¿O acaso por qué tanto sentimiento de sentirme sola, desamparada, sin que nadie me defienda? 

Con mi mamá tengo una contradicción diaria. Por un lado milito el feminismo y alzo la bandera contra la violencia de género y entiendo que todas las mujeres que sufren violencia de género son víctimas que hay que escuchar, que hay que apoyar. 

Pero… ¿por qué me cuesta ver a mi mamá como víctima? ¿Por qué me cuesta empatizar con ella? Ella también sufría de violencia por parte de mi padre. ¿Será porque ella ejercía violencia sobre mí? ¿Y que incluso siento que es violenta conmigo ahora mismo? 

Quizás porque tengo una idea de víctima en la que la mujer que sufre violencia de género es una persona sumisa, que sufre sin poder defenderse, que cuida a sus hijos, que les hace una caricia después de recibir una paliza. 

Pero… ¿cómo es cuando recibís cachetadas, cintazos con un cinturón de cuero o te tiran la ojota por la cabeza por parte de tu madre? 

Tengo muy fresco los recuerdos. Algunas personas me dicen que me envidian la memoria que tengo. No saben lo tortuoso que es a veces. Porque yo no elijo qué recordar y muchas veces puedo estar en un momento de alegría y mi mente trae imágenes de mucho dolor. 

Mi madre fue muy injusta conmigo. Más allá de la violencia, fue injusta. 

Año 2004. Hacía semanas había fallecido sorpresivamente mi nona. Tenía 19 años. Ro tenía 16 y Pedri 13. Estaba cursando la facultad. Mi mamá se fue por tres semanas a Italia a visitar a su pareja de ese momento. Mi mamá me dejó a cargo de mis hermanos, de Mini (la perra de la familia), de la casa, de las cuentas (con su dinero, obvio). 

Mi abuela falleció el 23 de marzo de 2004. Creo que el viaje fue en abril o mayo. Época de parciales también. Hice todo lo que tenía que hacer y bien. Mis hermanos fueron al colegio, comieron, durmieron. La perra siempre compañera. Pagué todas las boletas antes del vencimiento. No llegué a gastar todo el presupuesto para las compras.

La puerta de entrada al departamento tenía una llave de seguridad. Yo la tenía porque a la noche ella cerraba antes de que yo volviera. Con mi mamá tuvimos muchas discusiones después que murió mi nona porque creo, al día de hoy, que no se comportó bien con su padre, hermanos. En el momento donde más unión se necesitaba para afrontar el dolor de la pérdida de la nona y ella no hacía más que alejarnos de todo y llenarnos la cabeza con odio y mentiras sobre el resto de la familia. 

No recuerdo bien cómo empezó pero algo le recriminé y ella me dijo que no podía confiar en mí y que le devolviera la llave de seguridad de la casa. ¿NO PODÍA CONFIAR EN LA PERSONA QUE LE CUIDÓ A SUS HIJOS, LA PERRA, LA CASA Y HASTA EL DINERO? ¿EN SERIO? 

Qué injusta.

¡Hola! Soy Vir

Este es mi diario no íntimo. Espacio donde la escritura se convierte en una terapia de liberación.

Escribir me salvó.

Por eso comparto herramientas y técnicas de escritura terápeutica y creativa con la intención de que puedas conocerte mejor, conectarte con tus emociones y entender que no hay nada malo en vos. Que lo que te pasó no te define, que se puede resignificar la historia para vivir sintiendote mejor con vos misma.

 

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