¿Te preguntaste alguna vez por qué o para qué viniste a este mundo? ¿Querés tener un propósito en tu vida para sentir que vale la pena? ¿Para vos es importante dejar una huella positiva y trascender luego de que ya no estés?
Si te sentiste identificada con alguna de las preguntas… ¡Bienvenida al club!
Mi experiencia conectando con mi misión de vida
Durante años me pregunté por qué había venido a este mundo. En mi caso, crecer en un ambiente violento y abusivo, la duda era de por qué se viene a la vida a sufrir, cuál es el sentido de la vida si solo vamos a sufrir. Sí, eran preguntas peligrosas y que agradezco haber tenido vías de escape como la escritura y los libros de esa angustia y desesperanza que teñía mis días.
Unos años después del accidente que sufrí, sumergida en una depresión y estrés post traumático, me plantearon que deje de pensar en el por qué y empiece a pensar “para qué”. Es decir, ¿para qué viví todas las experiencias traumáticas por las que pasé en mis primeros años de vida? Siendo sincera, sigo cuestionando el por qué y el para qué porque hay situaciones que no tienen respuesta que te calmen el dolor en el pecho.
“¿Por qué mi padre me empezó a pegar cuando yo tenía tan solo 3 años y medio de vida?” Sí, puede haber respuestas psicológicas, sociológicas y demás. ¿Pero qué hago con todas las cicatrices internas de esos 25 años de violencia física, verbal y emocional? ¿De qué me sirven las respuestas? Quizás hay personas que conocer los motivos les permiten afrontar mejor lo que vivieron. A mí todavía eso no me pasó. Y ya no busco que me pase tampoco.
“¿Para qué mi padre me empezó a pegar cuando yo tenía tan solo 3 años y medio de vida?” Inserte aquí una cara de incomodidad total si encuentra una respuesta positiva a esta pregunta. Porque, para mí, no la hay.
Pero hubo un día en que estaba en el medio de una crisis de angustia, de esas que no podés parar de llorar y que la congoja no te deja respirar bien, en el que volví a preguntar para qué pero agregando unas palabras más: “¿Para que me sirve haber pasado por todo lo que pasé y tener esta angustia existencial constante?”.
Me sequé las lágrimas y empecé a escribir, enojada, furiosa con la vida y el destino por las cosas que me tocaron vivir pero, al mismo tiempo, intentando encontrarle un sentido a todo esto de la existencia. Y en el medio se me vino a la mente un mensaje que había recibido el día anterior, de una mujer que había leído unos textos de mi blog y que, al sentirse identificada, le habían ayudado para reconocer qué es lo que la tenía triste. También para decirme que, a partir de ese momento, se sentía acompañada por mí y que la aliviaba el saber que no fue la única a la que le pasaron cosas malas en sus primeros años de vida.
Y mi corazón se sintió bien por un instante y en mi mente se formó la idea de que si compartiendo mi historia ayudo aunque a una persona, todo tiene sentido.
Al año siguiente sufrí varias experiencias dolorosas que me sumergieron de nuevo en un estado de depresión y, si bien por momentos, cuestionaba toda la existencia, también tenía guardado en mi interior el deseo de conectar con mi misión de vida.
¿Qué es la misión de vida?
La misión de vida suele pensarse como algo místico o aquello que se nos encomendó hacer en esta vida. Pero, si bien podés conectarlo con tu parte espiritual, la misión de vida es un aspecto psicológico que nos permite establecer los propósitos, los proyectos que tenés y que van de la mano con tus valores, tus fortalezas, tus habilidades.
¿Todas las personas tenemos misión de vida? Sinceramente, no lo sé.
¿Todas las personas tienen que tener una misión de vida? En mi opinión, no. Es algo profundamente personal.
¿Si siento que quiero encontrar el sentido de la vida, debo conectar con mi misión de vida? Para mí, sí. O por lo menos en mi experiencia, fue lo que me ayudó a tener ganas de levantarme todas las mañanas.
¿A qué te dedicarías si tuvieras todas tus necesidades satisfechas y no dependieras de nada?
Esa es la gran pregunta que nos abre las puertas para empezar a conectar con nuestra misión de vida. ¿Te pusiste a pensar en eso en algún momento? ¿Conocés la respuesta? Si tus respuestas fueron “no”, te invito a que te tomes un momento, agarres un papel o cuaderno y una lapicera y empieces a escribir lo primero que se te venga a la mente. Sin censura, sin preocuparte por la ortografía ni la gramática.
Puede que sea sencillo responder esa pregunta pero difícil llevarla a la práctica. Las personas tenemos proyectos, ideales, valores y habilidades con las cuales podemos conectar. Quienes no pueden hacerlo no es porque no tienen misión de vida sino porque sus realidades y circunstancias de la vida no les permiten tomar decisiones. Ya sea porque están en piloto automático o porque no tienen las herramientas para autoconocerse o para dedicarse a su misión de vida.
Un ejemplo: una persona que estudió odontología o administración de empresas pero que descubre que su misión de vida está relacionada con la educación. Por cuestiones personales, no quiere o no puede dejar su profesión. Pero eso no significa que no pueda dedicarse a enseñar en sus tiempos libres. De esa forma estaría conectando con su misión de vida por más que no se dedique de tiempo completo.
¿Por qué es importante tener una misión personal?
La misión de vida es una herramienta que te permite conectar con tu esencia. Te ayuda a motivarte, enfocarte y planificar tu vida. Es un ejercicio de profundo autoconocimiento porque es necesario que respondas preguntas como “¿qué querés lograr en tu vida?”.
Tu misión de vida te ayudará a tener presente qué es lo que querés y qué debes descartar porque no contribuyen a tu bienestar. También sirve para determinar qué necesitás para seguir avanzando: estudios, herramientas, personas con las cuales rodearte y que te impulsen.
Contribuirá a que estés más consciente en el aquí y ahora. Ser resiliente frente a las situaciones adversas, momentos de cambios e incertidumbre.
En mi experiencia, conocer mi misión de vida me hace sentir paz conmigo misma. Tranquilidad y satisfacción de que todo tiene sentido cuando estás conectada con tu misión personal, que estás haciendo lo correcto.
También ganás confianza en vos misma y tu autoestima sube. Es una gran fuente de motivación, compromiso y perseverancia.
¿Cómo descubrir y conectar con tu misión de vida?
Lo primero que quiero decirte es que descubrir cuál es tu misión puede ser una tarea que te puede llevar un par de horas o incluso días o semanas. Depende de cuánto estés conectada con vos misma y tengas conocimiento de tus habilidades, emociones, pensamientos.
Los propósitos de vida están más relacionados a lo que querés hacer y cuál es el estilo de vida que querés tener. No tiene que ver con cuánto dinero vas a ganar o qué puesto tendrás dentro de una empresa. Esto no significa que, una vez que hayas definido tus propósitos de vida, no puedas definir tus aspiraciones profesionales y armes un plan estratégico para llegar a tener éxito (si es lo que querés).
Te comparto algunas preguntas que te ayudarán para conectar con tu misión de vida:
- ¿Hay algún proyecto que te gustaría comenzar pero que lo postergás hace años?
- ¿Sentís que dentro tuyo hay una sensación o voz que te dice que tenés que cambiar de rumbo o hacer otra cosa?
- ¿Cuáles son las cosas que disfrutás hacer por más que no ganes dinero haciéndolas?
- ¿Qué soñabas con ser o hacer de niña?
- ¿Cuáles son esas actividades que hacés y te hacen sentir que el tiempo pasa volando?
Si querés profundizar y leer más preguntas que te ayuden a conectar tu misión, descargá gratis mi ebook “Cómo escribir tu misión de vida”.
También te podés descargar gratis mi otro ebook que tiene «Preguntas para descubrir el sentido de tu vida».
Recomendaciones sobre tu misión de vida
Tene tu misión de vida a mano para leerla cuando lo necesites. Algunas personas la leen todos los días, otras personas lo tienen como imagen en su teléfono móvil, otras lo escriben en la primera hoja de su agenda anual. Esto es a gusto de cada persona. Lo importante es que la tengas a mano para cuando, por ejemplo, debas tomar decisiones importantes en tu vida.
Cada año, al hacer tu balance y definir tus metas, repasa tu misión de vida y fijate si hay algo que quieras cambiar. Esto es normal, las personas cambiamos. Y a veces, al principio, podemos considerar como misión o propósito de vida cosas que después nos damos cuenta que no lo son. Esto es un camino de autoconocimiento.
Gracias por leerme y por estar del otro lado. Si querés, podés compartir en comentarios tu experiencia, si pudiste conectar con tu misión de vida o si vas a hacerlo con este post como guía.
Quiero hacer una aclaración muy importante.
Si sentís que estás con mucha angustia, ansiedad, estrés, que hay algo que te hace doler pero no sabés qué es o sí sabés pero no podés controlar, consultá y acercate a una persona profesional de la psicología.
Siempre hablo de la escritura como una herramienta que me ayudó y ayuda en el proceso de resignificación de mi historia pero no reemplaza un espacio de psicoterapia ni el trabajo por especialistas en la salud mental.
Hola Vir,
Por alguna razón no puedo descargar tus ebooks me los podrías por favor enviar por correo electrónico?
GRACIAS A TI POR COMPARTIR TU EXPERIENCIA Y POR AYUDAR A OTROS. VALES ORO!
Un abrazo inmenso,
Caro 🙂
¡Hola, Caro! Gracias por tus lindas palabras.
Ya te envié por correo los ebooks.
Un abrazo,
Vir